Simple Minds en la Valencia de 1986: el concierto que marcó a los ‘boomers’ del Turia

Esta es la historia de cómo unos músicos de Glasgow se introdujeron, involutariamente, en la memoria colectiva de una generación para formar parte de la identidad valenciana a lo largo de casi cuarenta años.Jim Kerr desconoce las conquistas de Jaume I, la figura de Luis Vives y la obra de Vicente Blasco Ibáñez. Tampoco habla una palabra de valenciano, su español son dos frases de recurso para encender al público y no le importa que añadan chorizo a su paella, pero las canciones de Simple Minds forjaron la identidad colectiva de miles de valencianos, del mismo modo que todo el acervo de señas comunes autóctonas.

Jim Kerr, vocalista de Simple Minds, en una actuación en Valencia en 2008. (EFE/Kai Försterling) Jim Kerr, vocalista de Simple Minds, en una actuación en Valencia en 2008. (EFE/Kai Försterling)

Las historias de amor irredento no atienden a razones, y hay heridas incapaces de cicatrizar tras cuatro décadas, pese a la desaceleración compositiva de una banda. Por eso, cuando el pasado junio, los escoceses anunciaban su gira española, la cita valenciana fue la única que agotó el papel, cuarenta días antes del evento. Vendieron 5.000 tickets, Madrid no completó un aforo para 2.000 asistentes. El origen de este idilio arrancó un domingo 17 de agosto de 1986, en el estadio del Levante UD, situado en el barrio valenciano de Orriols, donde Simple Minds congregó a 33.000 espectadores.

Emilio Ruiz fue uno de los miembros de Pachá Auditorium que acercó al grupo a Valencia: “A mitad de los ochenta, Napo Beltrán era el dueño de Pachá Auditorium, y yo me dedicaba a la contratación de los grupos. Durante las sesiones musicales de tarde, pinchábamos pop anglosajón ante 4.000 jóvenes. A finales de 1985, los Simple Minds tenían el single del momento y la novedad discográfica más vendida. Así que decidimos mover hilos”.

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El promotor y Jacques Cottrault, miembro francés del equipo de Pachá, viajaron a la gira gala de los escoceses para establecer un primer contacto con Jules Frutos, el director de la agencia francesa Sos que llevaba a Simple Minds, The Cure o INXS. “Jules era hijo de un republicano español y hablaba bien nuestro idioma. Fue un proceso largo. Subimos al país vecino en diversas ocasiones. Negociamos con constancia durante los conciertos de Avignon, Montpellier y Nantes, y teníamos claro que la ubicación del evento debía ser un campo de fútbol”, explica el veterano empresario.

Una de las razones para que este concierto permanezca en la memoria colectiva fue su excepcionalidad valenciana. El grupo más popular del momento tendría una sola cita en todo el país, y Valencia golpeó primero. “La fecha única la exigió Jules Frutos y estuvimos más rápidos que las agencias catalanas. La condición fue que ellos llevarían toda la producción desde Francia: escenarios, luces, montaje y personal. Nuestra preocupación era encontrar un espacio, y la primera opción fue el Estadio Luis Casanova. El gerente del Valencia CF, Salvador Gomar, no nos pudo garantizar una fecha, andaban preocupados por el descenso del club a Segunda División. Conforme salimos de allí, telefoneamos a Pedro Villarroel, del Levante UD. Nos dio todas las facilidades, y al día siguiente firmamos el contrato de alquiler del campo de Orriols”, recuerda Ruiz.

Concierto de los Simple Minds en el campo del Levante en 1986. (Cedida) Concierto de los Simple Minds en el campo del Levante en 1986. (Cedida)

A mediados de los años ochenta, Simple Minds alcanzó la cima de su éxito. Escasos grupos lograban sus cifras de ventas. La banda de Jim Kerr y Charlie Burchill actuó en los dos macroconciertos televisados más multitudinarios de la década: el Live Aid, en 1985, y el Concierto por la Liberación de Nelson Mandela, en 1988. Jugaban en las ligas mayores, con Queen, U2 y Dire Straits.

El acuerdo se formalizó, tras un cuarto viaje transpirenaico, en una cafetería frente a la Plaza de Toros de Nimes, el 17 de julio de 1986: “A aquella reunión en Nimes acudieron también Vicente Soriano, promotor local, y Gandía Casimiro, de la Diputación de Valencia. Ambos realizaban los conciertos en la Plaza de Toros de Valencia y estaban interesados en traer al grupo a la ciudad. Eran nuestra competencia, pero Jules Frutos les comunicó personalmente que el concierto era nuestro. Fuimos tercos. Mostramos más interés que el organismo público. El caché del grupo fue algo más de 100.000 dólares de la época. Una pasta”, incide el entonces miembro de Pachá Auditorium.

Foto de promoción de los Simple Minds para su gira de este 2022. (Cedida) Foto de promoción de los Simple Minds para su gira de este 2022. (Cedida)

En los ochenta, los grandes promotores manejaban registros semanales sobre las ventas de discos en cada ciudad. Los datos proporcionados por las discográficas sobre el álbum 'Once Upon A Time' y el single 'Don't You Forget About Me' en Valencia eran soberbios. “Imprimimos 40.000 entradas incluyendo a The Waterboys como teloneros. Un 80% de la venta fue valenciana, el resto de Madrid y Barcelona casi toda. Cuando llevábamos vendidas unas 30.000, cuatro días antes del concierto, Frutos nos comunicó desde París que The Waterboys ya no existían y que buscásemos un telonero. Con esa urgencia barajamos dos nombres locales: Seguridad Social y Comité Cisne. Por cuestiones de similitud estilística se optó por los de Carlos Goñi. Es posible que sin la separación del grupo de Mike Scott hubiésemos llenado. En taquilla se vendió algo más, y nos quedamos en torno a los 33.000 asistentes”, sentencia Ruiz.

Comité Cisne. (Cedida) Comité Cisne. (Cedida)

Carlos Goñi (Revolver) contaba con 25 años cuando adquirió la entrada para asistir al evento. Un par de años antes, había formado Comité Cisne, junto a José Luis Macías, Remi Carreres, Lino Oviaño y Rafa Picó. “Iba a disfrutar de The Waterboys. A Simple Minds los había visto en la gira anterior y mi interés principal eran los de Mike Scott. Unos días antes del concierto me llama nuestro mánager para decirme que se han disuelto y que tocamos en su lugar. Claro, no dudé que me estaba tomando el pelo, hasta que me gritó que pillara el coche y viajara desde Alicante a Valencia, ya. En 1986, los Simple Minds eran como después fue U2 o como ahora es Muse: la gran banda mundial del momento. Es uno de los recuerdos más bonitos de mi vida”, rememora el compositor alicantino.

Para la joven banda valenciana se trataba de una oportunidad inimaginable. “Parte del público no estaba al tanto de la cancelación de Waterboys. Cuando lo anunciaron en el estadio pensaba que nos sacaban a latazos de allí. Por suerte, no ocurrió, pero Jim Kerr y el resto del grupo pasaron casi toda nuestra actuación en los laterales del escenario, preparados para entrar, por si era necesario. Al acabar la actuación me dirigí a una zona dispuesta con sillas buscando descanso y allí estaba Jim Kerr. Se levantó, me abrazó, me dio las gracias y fuimos a su camerino a charlar diez minutos. No lo olvidaré nunca, me dejó impresionado, y aprendí que si alguien tan grande fue respetuoso con unos novatos, esa debía de ser la forma adecuada de tratar a unos teloneros. Y así he intentado ejercer a lo largo de mi carrera con Revolver”, concluye Goñi.

15.000 personas reunión Simple Minds en Valencia en 2018. (4Ever Festival) 15.000 personas reunión Simple Minds en Valencia en 2018. (4Ever Festival)

La penúltima constatación de esta adhesión incondicional tuvo lugar en junio de 2018. El 4Ever Festival propuso una doble cita en Valencia. El viernes reunió a tres grupos internacionales de los años ochenta, mientras que las bandas de los noventa y los dosmil actuaron el sábado. The Prodigy, Manic Street Preachers y Kaiser Chiefs reunieron alrededor de 3.000 asistentes en su jornada, en cambio, la noche anterior, la concentración ochentera reventó el aforo con 15.000 almas frente a Jim Kerr. Como una mascletà un 19 de marzo en la Plaza del Ayuntamiento, o un mitin de Blasco Ibáñez en la balconada del diario 'El Pueblo', la enésima homilía de rock épico de los escoceses evidenció que los Simple Minds constituyen un elemento imperecedero en el colectivo identitario de la generación babyboom valenciana.

Fuente: El Confidencial