Silvana Estrada, la pólvora que llega de México: «La música urbana es desoladora»

Silvana Estrada tiene 24 años, tres discos, desparpajo y una solidez mental que casi debería estar prohibida a su edad. A esta mexicana de un pequeño pueblo cafetero de Veracruz le gusta el jazz y el folk de raíz latinoamericana. Ella misma lo dice: “Esa cosa moderna, pero bien antigua”. No la busquen en la onda del reaggeton y la música urbana. “Yo todo bien con el urbano, pero a veces me parece un poco desolador, todo suena igual, es la homogeneización de la música”, describe sin complejos. Tampoco cuenten con ella para trasnochar antes de un concierto. Le gusta llegar descansada, habiendo dormido. “Ya, hablo con colegas más grandes que me dicen… no, no en mi época no era así, era todo lo contrario, lo cool era… ya sabes”, señala. Ya sé: drogas, sexo y rock and roll. “Pues mira, qué alegría que ahora sea diferente, ahora veo que hay gente más sana”, añade. Y, pese a no estar en la gran corriente comercial, se está haciendo un hueco muy interesante tanto en México como en España, donde este jueves comienza una gran gira en Granada junto a Kiko Veneno -que no tiene nada de mal ojo para lo nuevo- y que tendrá como plato fuerte el concierto del 20 de julio en la plaza de la Armería del Palacio Real de Madrid junto a Leiva y El Kanka, entre otros. “Ya, es todo bien loco”, resume mientras apura un café en un bar madrileño.

No es la primera vez que Estrada aterriza en España. Su despunte ya se veía venir en 2019 cuando hizo varios conciertos en salas pequeñas como el Café Berlín de Madrid “y soldautearon todos”. Suena gracioso este spanglish. Además fue una muestra de que algo estaba pasando con las canciones de sus discos ‘Lo sagrado’ y sobre todo el EP ‘Mis primeras canciones’ que incluía bombazos como ‘Te guardo’, ‘Al norte’, ‘Tenías que ser tú’ y ‘Sabré olvidar’ donde está muy presente ese folk que sale del cuatro venezolano que maneja esta artista. Aquella fue una parada importante en un viaje “desorganizado porque yo soy muy desorganizada”, que había comenzado muy poco antes, después de unos breves estudios de jazz en la universidad, un traslado a Nueva York para tocar con el guitarrista Charlie Hunter y una vuelta al DF ya al remanso de cantautores como David Aguilar, Alex Ferreira y Natalia Lafourcade. Luego, claro, llegó la pandemia.

Antigua pero moderna

En este tiempo surgió ‘Marchita’, su nuevo disco -once canciones, también incluyen algunas del anterior EP- que es el resultado, una vez más, “de mis desorganizaciones vitales”. De alguna manera, dice, es el final de un proceso que había empezado con ‘Lo sagrado’, “pero con el que no logré identificarme mucho porque es como muy masculino, muy folclórico” y había continuado con ‘Mis primeras canciones’, “aunque también dije, tampoco es por acá. Decidí publicarlo porque me representaba en ese momento”.

Finalmente llegó a lo que estaba buscando. “Cierra con broche de oro y de manera sesuda, porque me maté haciendo este disco. Yo tardo mucho en entender las cosas. Soy bastante lenta, que no está mal ni bien. Soy muy lenta para entender el amor, por ejemplo. O los sentimientos. Quería entender una ruptura, no solo con una persona, sino una idiosincrasia más inocente sobre la vida. En ese sentido, es un disco más oscuro, pero tiene esa búsqueda de sanar, y en ese sentido es un disco luminoso. Es muy inmersivo”, define.

"Yo hago lo que hago porque escuché música vieja desde niña y es muy raro que me ponga un disco contemporáneo. Los discos buenos ya se hicieron"

El despliegue de canciones revela la música que Estrada ha escuchado desde su infancia, cuando vivía con sus padres, también músicos, en el campo. No tenían ni radio ni televisión y la música pop brillaba por su ausencia. Por el contrario, entre las paredes de la casa se colaban Mercedes Sosa, Violeta Parra, Soledad Bravo, Chavela Vargas, Jose Alfredo Jiménez, Agustín Lara, Toña La Negra, y el jazz, con discos como el ‘Ballads’, de John Coltrane, ‘Songs book’, de Cole Porter cantado por Ella Fitzgerald o ‘Lady in satin’, de Billie Holiday. “Eso es lo que me formó. Y al final una canta lo que ha escuchado. Así que nunca se me pasó hacer algo con lo que yo no conectara. Yo hago lo que hago porque escuché música vieja desde niña y a la fecha es muy raro que me ponga un disco contemporáneo. Soy muy selectiva con la música de ahora. Porque pienso que ya se hicieron todos los buenos discos”, sostiene.

Silvana Estrada
Silvana Estrada

De ahí también viene un poco de su reticencia a la música urbana. “Y también porque hay una idea falsa de que si haces un reaggeton va a pegar, pues no. Ahora todo el mundo hace reaggeton y no es lo mismo hacer reaggeton con tu computadora a uno con una disquera que te está inyectando ocho millones… También hay ligas”. Y no todo el mundo tiene la suerte de que un capo de la música escuche su canción en una plataforma online.

Boom femenino

Con quien sí conecta Estrada es con la pléyade de cantantes latinoamericanas que están triunfando en los últimos años tanto acá como allá con su guitarra y sus propias canciones. Desde las más veteranas como Julieta Venegas a Natalia Lafourcade, Mon Laferte, Javiera Mena, Ximena Sariñana, Vanessa Zamora… Hay un boom de creadoras como en la escena literaria. “Me parece maravilloso, sobre todo porque Latinoamérica es bastante machista, violento y sometedor, y me parece una reacción natural. No tenemos muchos espacios y los que nos dejan son cantar, componer, es decir, lo que se hace en lo íntimo,.. Las que tenemos más sed de expresarnos ahora somos nosotras. Y es loco, pero la escena de la canción ahora mismo la llevamos las mujeres, a todos los niveles”, afirma contundente.

"Las que tenemos más sed de expresarnos ahora somos nosotras. La escena de la canción ahora mismo la llevamos las mujeres, a todos los niveles”

Y no niega la unión que tienen ahora todas estas artistas. “Sí, nos parecemos en muchas cosas: componemos, cantamos, somos líderes del proyecto, tenemos bastante autonomía…”, sostiene. Hay otro cambio también importante, insiste: controlan su carrera y están al tanto de los contratos con las discográficas. “No firmamos contratos terribles, leoninos. Si yo soy la que canta y compone, por qué un cabrón va a venir a decirme qué tengo que hacer. Eso pasó mucho durante muchos años. Ahí tienes a Amy Winehouse o Nina Simone… con esos padres y esposos violentos, managers que les quitaban el dinero o las maltrataban. Yo siento que eso está cambiando”. Es una triste lista a la que se podrían sumar Whitney Houston o Britney Spears, que aún lucha por escapar de la custodia de su padre.

12 feminicidios diarios

Por supuesto, otro tema insoslayable en la conversación es el de los feminicidios. Por los doce que se suceden al día en México y porque acaba de publicar la canción ‘Si me matan’, que compuso a raíz del asesinato de la estudiante Mara Fernández, que cogió un Cabify en la ciudad de Cholula en 2017 tras salir de un bar para regresar a su casa y su cuerpo fue hallado sin vida una semana después. El conductor, Ricardo Alexis Díaz, fue declarado culpable del asesinato el pasado mes de abril.

“Tardé dos años en escribirla, fue mucho curro porque no quería sacar cualquier cosa. Me parecía tan difícil el tema y tan personal. Lo que pasa en México es que te aislas mucho como mujer porque salir da miedo, es tan machista… A mí me ha pasado, te empiezas a sentir como encerrada”, reconoce. A eso se suma la culpabilización de las víctimas. “Lo peor de aquel asesinato fue cómo culparon a la niña por haber salido de noche. En México pasa mucho esta revictimización, esa cosa de ‘por qué sale de noche’. Vamos a ver, ese no es el puto problema”, manifiesta con enojo. “Y escribí esta canción porque pensé en lo que se diría de mí si me mataran porque soy la imagen de la mala mujer: vivo sola, soy joven, canto jazz”, añade.

"Lo peor de aquel asesinato fue cómo culparon a la niña por haber salido de noche. Vamos a ver, ese no es el puto problema"

Reconoce que el Gobierno de Andrés López Obrador todavía no es que haya hecho mucho al respecto de la violencia de género, aunque también cree que está demasiado enquistada en la sociedad mexicana. “El problema de la violencia machista es que ha sido tan menospreciado toda la vida, desde que México existe como democracia, que nos rebasó. Estamos tan podridos… Nuestras instituciones están tan podridas con mecanismos de corrupción y de abusos… y de pobreza… Al final es la precarización de la vida. Se precariza la vida y los feminicidios son un síntoma de una sociedad enferma, enferma de pobreza, dolor, angustia, violencia. El feminicidio es lo último de una cadena de violencias y abusos terrible”, asegura.

Por suerte, piensa que es muy positivo el despertar de la sociedad y la gente más joven. También en el sector artístico, mucho más comprometido “que cuando yo era niña. Pero es que ahora cuando ves números tan en rojo se hace hasta de mal gusto no decir nada. Cuando estás viendo que hay un poderoso y un sistema, y una red del pacto patriarcal de hombres matando a mujeres… si te quedas neutral eres parte del pacto patriarcal”.

Fin de la pandemia

En medio de las luces, la que también se ve cada vez más cercana es la del fin de la pandemia para los músicos. Ella misma ya empieza este mes con conciertos por España – “Creo que aquí hay un sector musical muy chido que se puso de acuerdo para salir adelante”- y después seguirá por México y Estados Unidos. Se alegra de que la rueda empiece a girar, pero tampoco quiere hacer una especie de borrón y cuenta nueva de todo lo que ha pasado en el último año y medio.

"Quisiera que la pandemia no nos dejara intactos y que fuéramos más empáticos, más claros con respecto a la vida, al tiempo, a la salud, al dinero”

“No quisiera que se reactivara todo y andáramos como si no hubiera pasado nada porque yo creo que fue muy importante. El año de la pandemia ha sido el año más formativo y más importante de mi vida, el más bonito y el más doloroso. Quisiera que no nos dejara intactos y que fuéramos más empáticos, más claros con respecto a la vida, al tiempo, a la salud, al dinero”, ruega. Tiene 24 años, la cabeza muy bien amueblada y hace buenas canciones. Debería ser ilegal.

Fuente: El Confidencial