Santi Balmes, músico, escritor y ‘niño’: «¿Qué sentido tiene en el 2021 purificar una iglesia?»

Santi Balmes mantiene el equilibrio entre la verdad callejera y la belleza de la intimidad. Escribe poesía y lo llama canción. Llena estadios de fútbol con su banda ‘Love of Lesbian’ y librerías de barrio con su repertorio literario. Su última novela, ‘Bajaré de la luna en tirolina’ (Planeta) nos presenta a Déibid Weirdo, un niño de 11 años un poco cabroncete que mantiene la ingenuidad de la infancia y la curiosidad por la adultez. No es la primera vez que Balmes escribe sobre la más tierna juventud. ¿Recuerdan ‘Yo mataré monstruos por ti’ (Principal, 2011)? Un cuento sobre el irracional temor infantil a los seres fantásticos llenos de pelo que duermen debajo de la cama. El tamaño de los monstruos depende de los miedos y la conciliación de los dos mundos puede ser la vía de escape. También vinieron las ‘La doble vida de las hadas' (Principal, 2014), ‘¿Por qué me comprasteis un walkie-talkie si era hijo único?’ (Principal, 2012), y ahora la historia de los Weirdo.

Qué queda de niño en Balmes es un misterio. Con historias como las de Déibid Weirdo pareciera que todo, con la canción ‘El mundo’ pareciera que nada. Es el punto medio; su interpretación vital precede a toda explicación lógica. Y nadie duda. Recoge el discurso poético presente pero no palpable a todo el mundo. Le da forma lírica, musical o versada. Cada estrato artístico del cantante de ‘Love of Lesbian’ es una oportunidad para entender un poco más el ridículo devenir del ser humano. Santi Balmes se quiere ‘evaporar entre la gente pero le faltó valor o fuerza vital’; el público se creyó sus ‘cuentos chinos para niños del Japón’ y (casi) todos se alistaron al ‘Club de Fans de John Boy’. El grupo llena todas las salas, teatros y festivales. A este y al otro lado del charco.

Portada de 'Bajaré de la luna en tirolina'. (Planeta)
Portada de 'Bajaré de la luna en tirolina'. (Planeta)

Ahora vuelve a hacerse un hueco en las estanterías de los lectores. 'Canción de Bruma' (Principal, 2017) y 'El hambre invisible' (Planeta, 2018) permearon en los pensamientos, delirios e ideas del autor. El contacto físico en la distancia no existía hasta que el campo de las artes descubrió el mundo interior de Santi Balmes. Es la intimidad en voz alta. Libro, poesía y canción. Nada que ver con su apariencia diaria, más distante y reservada. Nos lo cuenta él mismo al otro lado del teléfono. También nos presenta 'Bajaré de la luna en tirolina', en la que pretende distanciarse del carácter autobiográfico al que tenía a los lectores acostumbrados.

PREGUNTA: Acabas de publicar tu última novela con Déibid Weirdo como protagonista. Un preadolescente que vive en su mundo, políticamente incorrecto pero inocente. ¿Santi es Déibid con 11 años?

RESPUESTA: Ay… no quería, pero al final voy a tener que reconocerlo. Yo creo que hay un superyó, porque sí que era muy espontáneo de pequeño, pero Déibid se pasa tres pueblos. Yo analizaba un poco el entorno antes de soltar la piedra. El personaje no tiene filtro y tratar de recuperar esa espontaneidad que un día tuve, ahora como adulto, ha sido un ejercicio complejo.

P: No es la primera vez que escribes sobre la infancia. Con el cuento ‘Yo mataré monstruos por ti’ lo petaste. ¿Recuerdas el momento de tu vida en el que te convertiste en un adulto y dejaste atrás esos cuentos y ese Déibid?

R: Guau…Yo creo que son varios momentos. Uff… me es un poco complicado contestar. No quiero entrar en los divorcios. ¿Sabes que pasa? Mi madre me pilló por banda. Me dijo: “¿Vas a sacar libro nuevo?, ¿es también autobiográfico como el anterior?” Y yo le dije que no. Claro, si ahora me tocas la parte personal… guau… ¿Me dejas pensármelo un rato?

P: Claro, pero se puede hablar de separaciones. Hoy es normal ser hijo de parejas divorciadas.

R: Bueno, cuando se separaron mis padres, la primera escena que recuerdo es la incómoda pregunta de la jueza de “¿con quién quieres vivir?”. Yo estuve en ese juzgado, en ese despacho donde te preguntan ese tipo de cosas. Dentro de mi perspectiva era una situación muy heavy. Una decisión que exigía de una madurez que a lo mejor no tenía en esos momentos. Me tuvo que marcar porque si no, no estaría pensando en ello ahora. No que a día de hoy esté presente en mi vida, pero sí fue la primera vez que tuve que opinar sobre algo que iba a ser transcendente.

P: El catalán es tu lengua materna y 'Bajaré de la luna en tirolina' tiene su versión en dicho idioma. ¿Te planteas escribir y componer íntegramente en catalán?

R: Sí, por supuesto, tengo ganas de indagar en ese territorio emocional que confiere crear en tu lengua materna. Pero pienso que mi incursión en catalán será en proyectos ajenos a la banda.

Ya me siento un intruso en la música, imagínate en la literatura

P: Has publicado varias obras literarias en los últimos años. Si Santi Balmes no fuera el cantante de Love of Lesbian, ¿le habría ido tan bien en el mundo de la literatura o tener un nombre ayuda?

R: Tener un nombre ayuda pero es más complicado que te tomen en serio en dos sectores. A nivel de crítica especializada creo que es mucho más complicado porque no dejas de sentirte un intruso. Ya me siento un intruso en la música, imagínate en la literatura; es casi imperdonable. Este es un país donde es complicado que las cosas te vayan bien en dos ámbitos. Pero si Love of Lesbian está donde está, también es por la dosis de literatura que tiene. Para mí son indisolubles.

P: Justo en relación con esto, dices que te sientes un intruso pero las letras de Love of Lesbian son poemas. También tienes obras literarias en verso. Parece que la poesía es el discurso común de tu obra artística en general. ¿Te consideras más poeta que músico o escritor?

R: Podría ser. Yo siempre me he considerado compositor, porque entiendo la composición como la combinación de música y letra, que son las dos cosas que amo. Y lo único que se me da bien. Creo que los libros son una extensión de todo lo que no puedo encajar en el formato canción. Con el tiempo aprendes que cada temática o cada frase puede ser el disparador de un libro, de una novela, de un poema, de un relato. Ahora he empezado a averiguar qué ritmo interno tiene cada idea. A partir de ahí es mucho más fácil seleccionar que antes. Antes lo mezclaba todo en la lírica de Love of Lesbian porque no tenía otra válvula de escape. Cuando empezaron a llamar las editoriales entendí que era el momento de hablar de cosas que tenía dentro y no había sido capaz de hacerlo con la música. Tenía como 15 ideas escritas en unas 800 páginas en Word que estaban ahí esperando su momento.

'Belice', de Love of Lesbian, en directo en el Wizink Center.

P: Entonces, ¿vas a seguir con la literatura?

R: Ni abro ni cierro puertas. La escritura se produce cuando tengo una idea que me vibra y resuena en mi interior. Que intente no hacerle caso y que vuelva, como una melodía, que no se vaya. Si hay una idea que viene persistentemente a mi cabeza, la escribiré porque si no me va a perseguir el resto de mi vida. Si no viene, quizá no vuelva a escribir nada más.

P: Acabas de comentar que todo viene de las ideas. Además de eso, ¿hay una intención detrás de ‘Bajaré de la luna en tirolina’?

R: La catarsis de la entrada al mundo adulto. Hay una confrontación muy grande con la manera que tiene de afrontar la realidad Dano, el hermano mayor del protagonista. Llama a las cosas por su nombre y es mucho más fatalista de lo que debería ser: ahí también hay parte de mi personalidad. A veces digo las cosas con demasiada crudeza. Quizá sirve para plantearte un poco que personalidad prefieres. A lo mejor ser una mezcla atemperada de los dos hermanos sería lo ideal. Pero ese momento infantil en el que empiezas a ser adulto, te enamoras, se despierta el deseo sexual… es de los momentos más creativos y que más nos van a marcar a lo largo de nuestra vida.

Lo que me ha equilibrado ha sido canalizar lo emotivo en formas artísticas

'El yin y el yen'

P: Toda tu obra, en conjunto, tiene un componente muy intimista, muy intenso. ¿Esta intensidad es parte de un personaje o es Santi Balmes todos los días?

R: No no, es un momento emotivo que prolongo en formato canción o formato libro. Yo en realidad soy una persona bastante reservada, poco dado a la efusividad en mi día a día. Amable pero un poco distante. Creo que lo que me ha equilibrado ha sido canalizar lo emotivo en formas artísticas. Si no hubiera sido así, seguro que habría tenido que ir a terapia. Creo que hay algo de estabilidad entre lo que hago y lo que soy, y lo necesito. Es mi dicotomía. La gente que me conoce sabe como soy, que no te doy un abrazo pero te compongo una canción que te destroza la vida.

P: Love of Lesbian dio un concierto multitudinario con medidas de seguridad en marzo de 2021. ¿Qué fue lo que os motivó a hacer el concierto en Sant Jordi en plena pandemia? Era un evento arriesgado, ¿no teníais miedo de que desencadenara en cientos de positivos por covid?

R: Teníamos ciertos temores, los cuales fueron disipándose a medida que fuimos poniendo cara a los científicos que apoyaban el evento y conociendo las medidas de seguridad que iban a tomarse. Eso, sin duda, nos tranquilizó. Y salió bien. Gracias a la ciencia, por encima de todo.

P: Si no me equivoco, no vienes de familia de músicos y hoy Love of Lesbian es una de las bandas más escuchadas en nuestro país. El otro día, Hector G. Barnés publicaba un tema sobre la mejor tesis doctoral del año que desmonta la meritocracia. ¿Qué opina Santi Balmes de la meritocracia?

R: Uf, me pillas un poco fuera de juego.

La mejor tesis del año es de este nazareno y muestra por qué la meritocracia no funciona Héctor G. Barnés

P: Parte de la duda de por qué los hijos de la élite pueden ser unos paquetes en lo académico pero no van a descender de clase.

R: Me gusta lo de “el talento no se hereda”. Algo como que ‘ser hijo de’, no quiere decir que esté destinado a mantenerse ahí. Sí te puedes mantener en cuanto a vivir de las rentas de pisos en Serrano, pero yo me he criado en un entorno muy meritocrático. Una sociedad en la que podemos caer de un día a otro. Fíjate que hay muchísimos millonarios americanos que no van a dejar el dinero a sus hijos. Creo que cuando lo tienes todo, te da la sensación de que no tienes que luchar día a día. Eso cuando tienes hambre no pasa, nunca das una entrevista por mala, no sabes si esa persona que te está entrevistando puede ser mañana el director de un periódico y se acuerde de ti para bien. Pero también hay que mirar a todos esos actores ahora millonarios que vienen de dormir en la calle.

P: Tú tienes un ritmo de vida ajetreado. ¿Cómo se compatibiliza la vida pública con ser padre y estar presente en la vida de tus hijas?

R: Es ser absolutamente bipolar. En casa me dedico a ser el taxista de mis hijas pero con sumo placer. No me importa porque implica estar con ellas y es lo que no he podido hacer los días anteriores. Me intento equilibrar de una manera muy extrema. Lo que tengo que luchar es por no ser demasiado blando, está bien caerle bien a tus hijos pero es complicado.

P: Que no regañe solo mamá, ¿no?

R: Claro, porque eso contradice lo que les ha dicho tu pareja. No digo que nunca me haya pasado, pero no quiero esos roles. Alguna vez han venido mis hijas a pedirme algo porque hacía cinco minutos mi pareja les había dicho que no. Eso lo hacen todos los hijos pero a mí se me complica. Además, los niños lo saben. A partir de los 8 años ya son unos manipuladores. (ríe)

P: ¿Cómo ha influido el auge del debate feminista en tu vida, comportamiento o conciencia? Quiero decir, ¿te ha planteado cuestiones que quizá hace años no entraban en juego?

R: Es curioso. He vivido cuatro generaciones de mujeres en mi familia, desde el machismo involuntario, totalmente coyuntural y producto de la inercia, de mis abuelas, hasta la generación de mis hijas, que están en el polo opuesto. Y en medio servidor, evolucionando y admirándose de este cambio de rumbo. En definitiva, he sido testigo de una vuelta completa.

'Catalunya bondage'

P: Al final del libro encontramos un código QR con la banda sonora en Spotify. Aparecen temas de C.Tangana y Nathy Peluso y justo ahora han sacado un tema cargado de polémica por su videoclip. ¿Consumes este tipo de música? ¿Qué opinas de la controversia?

R: Son artistas y les conoces porque eres músico y no eres ajeno a la realidad. A mi Tangana me llegó ya por mi hija mayor que escuchaba Agorazein, Peluso fue más cosa mía. Es casualidad que ahora estén en la polémica. En cuanto a eso…es tan alucinante que aun sucedan este tipo de cosas que me da la sensación que vivo en otro planeta. A lo mejor me he convertido en alguien poco impresionable, pero que un grupo de personas se ponga a exorcizar una iglesia es un tipo de polémica que ya está superada. Corresponden a unos condicionamientos o educación más del siglo XX.

Lo de los extremos en las redes sociales es alucinante

Además, han sido cuatro gatos. Pero internet tiene ese efecto lupa, hace que cualquier gilipollez que pase en el planeta parezca que tiene a mucha gente detrás. En estos casos es cuando los extremos se dejan ver. Pero hay infinidad de gente que trabaja día a día a quien le importa un pepino tanto ese video como la portada de Zahara. La mayoría de gente no tiene tiempo de preocuparse por esas cosas. Hay un dicho en catalán que dice “quien tiene poco trabajo le da por peinar al gato”. Es así. ¿Qué sentido tiene ahora en el 2021 ponerse a purificar una iglesia? Lo de los extremos en las redes sociales es alucinante. Esto lo vivimos aquí en Cataluña en el Procés. ¡Se hacía caso a los más radicales! Incluso por parte del presidente de España se estaba teniendo en cuenta lo que leían en la red social.

P: ¿Te has sentido alguna vez abrumado por Twitter, necesitado de un descanso?

R: Yo ahora solo me expreso para anunciar cosas de mi trabajo y punto pelota. Ya he perdido demasiado el tiempo leyendo cosas que no me han llevado a nada y mi opinión de ciertos temas no han cambiado. Si me pongo a pensar en como me ha cambiado la vida algo de Twitter en relación con la cantidad de tiempo que he invertido, es inversamente proporcional. Para mí lo de las redes sociales ya es algo exclusivamente de trabajo. Si yo no tuviera un trabajo público, hasta luego. Ya no le encuentro ningún tipo de sentido.

Yo voy a ir a votar siempre que pueda, predicar con el ejemplo y punto

P: ¿Has tenido polémicas, no? Me suena algo con Arrimadas…

R: Sí, era por algo relacionado por el Procés pero no recuerdo bien el qué. Hubo un momento en que para mí este partido político se convirtió en la búsqueda de ser el trending topic todo el rato. A partir de aquí, hubo un momento que dije basta y solté lo que solté en Twitter. No me arrepiento, pero incluso ahora si me pudiera encerrar como un ermitaño, mejor que mejor, porque mi opinión no va a cambiar. Yo voy a ir a votar siempre que pueda, predicar con el ejemplo y punto. Y tampoco pretendo influir en nadie. En resumen, tienes que estar hecho de una pasta especial como para poner según que cosas en Twitter y que no te afecten.

Fuente: El Confidencial