No es Glovo: los turcos y los alemanes que están llenando España de ‘riders’ a toda velocidad

Hace unos días se emitió un reportaje en TV3 en el que aparecía una responsable de una empresa llamada Gorillas. Se la ve en lo que se presupone un supermercado mientras a su espalda una chica corre como alma que lleva el diablo entre los lineales mientras intenta llenar un carro de la compra a contrarreloj consultando un móvil que le canta las distintas referencias. Todo sucede a una velocidad pasmosa. "Puede ser estrés o puede ser adrenalina positiva", comentaba la directiva.

La declaración, que no tardó en ser carne de cañón en las redes, se refería al proceso que se desencadena cuando algún cliente hace un pedido en una aplicación como la suya, que promete llevar la compra en diez minutos hasta la puerta de tu casa desde que finalizas el pedido. Esa promesa incluye la selección del producto, pero también el empaquetado, la carga en la mochila del repartidor y el camino hasta el destino. Esta nueva mutación del 'delivery' se llama 'quickcommerce' y aunque es un fenómeno que afloró hace unos cuantos meses en España, se ha convertido en una guerra sin cuartel básicamente entre una multinacional germana, la mencionada Gorillas, y otra turca, Getir, para hacerse con un negocio que, incluso, pilló a pie cambiado a Glovo. "Han venido con un carro de dinero. Esto va a ir para largo", explican fuentes del sector.

Diario de un 'rider' nocturno en Madrid: mis dos meses trabajando para Glovo y UberEats Alfredo Herrera Sánchez

Y es que el pulmón financiero parece clave para sobrevivir en este pulso. "Sobre el papel, puede parecer muy fácil montar la operativa y realmente se puede decir que lo es. Buscas determinados locales en una ciudad como Madrid, Barcelona, Valencia o Sevilla que te permitan estar a diez minutos a la redonda de un buen número de clientes, te abasteces y empiezas a servir montando una aplicación, que siendo francos, tampoco es muy difícil de programar", explican estas mismas voces.

El problema, cuentan, viene después cuando se trata de "cazar y retener al cliente". "Es cierto que la pandemia lo ha disparado y demás, pero pedir la cena o la comida a domicilio era algo que existe desde hace años. El primer gran 'delivery' de la historia en España era Telepizza. ¿Qué me dices de los restaurantes chinos?. Pero con la compra de alimentos es muy diferente. Es cierto que se ha cambiado, ya se hace de forma semanal, en supermercados cercanos. Hay quien hace compra 'online', pero mensual o quincenal, y todavía no son una enorme masa. Pero de ahí a adoptar este modelo hay un trecho".

Proclama: aguantad, que ya caerán

Esta misión, la de convencer a la gente de que empiece a sustituir esa escapada puntual al supermercado y lo pida por una 'app', ha derivado en un bombardeo constante de ofertas y descuentos. "Han copiado la estrategia de Uber Eats para arañar cuota en España pero están siendo mucho más agresivos. Y el objetivo es el mismo que en la entrega de comida a domicilio: aguantar hasta que caigan otros o aguantar hasta que el mercado sea lo suficientemente grande como para que entren varios. Es mucho más probable lo primero", rematan. "Hay una ventaja frente al modelo de trabajar con supermercados. El margen es mayor porque eres el que manejas el stock directamente. El problema es que negociar con los distribuidores no es fácil hasta que tengas un gran volumen".

Un buen ejemplo del desgaste que se puede sufrir es que los que 'pusieron' en marcha este mercado en España ya no son los que llevan la voz cantante. Allí por marzo, Dija, una firma británica montada en un abrir y cerrar de ojos ("para las primeras entregas compramos la mercancía en el supermercado de al lado", contaba uno de sus responsables a Teknautas), empezó a anunciarse en Madrid e incluso se planteó extenderse a otras ciudades. Era una de las empresas que nacieron al abrigo de la fiebre que el 'delivery' desató en el capital riesgo a finales de 2020 y principios de 2021. En los tres primeros meses del año, según la consultora Pitchbook, las entregas ultrarrápidas recibieron una financiación de 7.400 millones de dólares. Un año antes, en ese mismo periodo, se habían movido apenas 220.

Foto: EFE/Juan Carlos Hidalgo.
Foto: EFE/Juan Carlos Hidalgo.

¿Qué ocurrió? Que con la aparición de múltiples competidores, las cosas se les complicaron hasta el extremo. Tras las rondas iniciales, transcurridos los primeros meses, volvieron a tantear a los inversores. Estos, sin embargo, no lo vieron tan claro. "La irrupción de Gorillas hizo pupa", explican fuentes del sector. En verano la empresa acabó vendida a GoPuff, una empresa estadounidense que cerró algunos locales, pero dio algo de aire a esta firma. El plan de expansión también se diluyó, quedándose solo en la capital. El tiempo que transcurrió desde que se montó Dija hasta su venta es prácticamente el mismo tiempo entre el tiempo que se montó Blok, una 'startup' catalana que ya había puesto en Barcelona y Madrid, que fue fagocitada por precisamente por Getir, que mandó la marca a mejor vida e impuso la suya. Los trabajadores pasaron a estar bajo el paraguas de la compañía turca y el fundador de Blok, es a día de hoy, el director en España.

Getir: siete unicornios

Getir empezó a operar oficialmente en España el pasado mes de septiembre. Lo hizo aprovechando la base de Blok, pero aumentándola hasta sumar 19 tiendas fantasma entre Madrid y Barcelona. A esto hay que sumarle 300 repartidores en plantilla. La compañía, fundada en 2015 en Turquía, está presente en más de 40 ciudades de aquel país, donde funciona a través de cuatro aplicaciones o servicios diferentes. Por una parte, está Getir Plus, que sería similar a lo que han montado en España. Luego tienen una dedicada al 'delivery' de restaurantes, otra solo para comprar agua y otra para comercios de proximidad, especialmente de productos frescos. Este año, además de en Madrid y Barcelona, han abierto en Londres, París, Ámsterdam. La última gran ronda de inversión que cerraron fue en junio. 550 millones de dólares, que se sumaban a otros 450 cosechados en el primer semestre. Eso les dejaba con una valoración de 7.000 millones. Lo de ser un unicornio hace tiempo que lo consiguieron.

"Yo había trabajado antes de rider y aquí estoy mejor, empezando porque tengo contrato y el material me lo proporcionan ellos", cuenta uno de los repartidores, que prefiere mantenerse en el anonimato. "Mira para que te hagas una idea, al principio Deliveroo te pagaba cuatro euros y pico por pedido. Luego esa cantidad y te sacabas 2,90. Aquí estoy trabajando 30 horas y cobro un bruto de 11.200 euros. No es el mejor sueldo del mundo, pero es otra cosa", explica. El proceso de contratación, explican, consta de una serie de formularios web, una entrevista presencial y una prueba de conducción. "Me sorprendió que incluso a la hora de hacer esa prueba estabas asegurado por si ocurría algo", agrega.

Foto: Reuters/Fabrizio Herst.
Foto: Reuters/Fabrizio Herst.

Las condiciones son similares en Gorillas, el otro gigante en liza, aunque es cierto que en otros lugares ha tenido polémicas por sus condiciones laborales. A diferencia de Getir, Gorillas entró a pecho descubierto, sin una infraestructura previa en España.

Fundada en junio de 2020 en Berlín, ha sido objeto de la mayor ronda de inversión en la historia del sector de la entrega de comestibles a domicilio. 1.000 millones de dólares, algo que sucedió en octubre. Si sumamos esta cuantía a lo recaudado el resto del curso, los inversores han puesto en sus manos en los últimos 10 meses, 1.300 milones. La valoración se queda en 3.000 millones. No se sabe exactamente cuántos repartidores tienen en España pero pretenden cerrar con 40 almacenes este año. De momento reparten en Madrid, Barcelona, Valencia y Alicante.

El último pelotazo de Glovo: consigue 450 millones para sus supermercados fantasma M. Mcloughlin

¿Qué comparten Gorillas y Glovo?

Lo curioso es quien ha sido el líder absoluto de esta ronda. Casi una cuarta parte, 235 millones, ha sido puesta por Delivery Hero, una empresa alemana especializada en el reparto de comida a domicilio, que además de actuar bajo su propia marca en algunos países, está ganando una privilegiada posición en la sombra. No en vano, es también el mayor accionista de Glovo, competidor directo de Gorillas, al menos en España, en lo de las entregas ultrarrápidas, porque en la restauración aún los alemanes no han entrado.

En la última ronda que la empresa de Óscar Pierre levantó en primavera, la mayor de una startup española, puso 229 millones de los 450 millones que recaudó. Precisamente, el objeto de esta partida era reforzar su división de 'quickcommerce'. Con este desembolso, Delivery Hero ha conseguido controlar un 37% de la empresa, que ahora está valorada en 2.000 millones.

Foto: Reuters/Albert Gea.
Foto: Reuters/Albert Gea.

El resto de socios también han hecho movimientos con el fin de que la firma teutona se haga con el control total. Glovo también ha hecho movimientos para reforzarse y rearmarse en el asunto de los supermercados fantasma. En septiembre, aunque no trascendió la cifra, anunció la compra de Lola Market, la plataforma española que ofrece un ejército de 'personal shoppers' para entregar la compra en una hora y que mantiene acuerdos con varias cadenas de supermercados así como mercados municipales en varias ciudades españolas. De momento, Glovo no la ha absorbido y sigue dando servicio a clientes como Cabify, que lanzó un sistema para llevar la compra como complemento a su negocio de VTC.

Fuente: El Confidencial