Moreno marca a Casado la senda de un PP de centro y moderado en plena pugna en Madrid

En el 16º Congreso del PP andaluz, cuando un ‘gran líder’ del partido entraba en el plenario, sonaba a toda pastilla la música de 'Cambia el paso', de Jennifer López con Raw Alejandro. Banda sonora del cónclave. Al que estaba en el escenario se le cortaba el discurso de cuajo para aclamar al recién llegado. Le ocurrió al presidente del PP vasco, Carlos Iturgaiz, a quien dejaron con la palabra en la boca hablando de las víctimas de ETA mientras atronaba por los altavoces: “Un, dos, tres, avanza. Left, right, left, avanza. One, two, step, avanza”.

La imagen puede ser una metáfora. A Juan Manuel Moreno le han cortado el discurso que tenía preparado para su congreso pacífico en Andalucía, pista de salida hacia las elecciones andaluzas. Él quería bachata suavecita, pegadiza y bailonga, de esa que ahora tanto se lleva, por el cambio andaluz, y se ha encontrado con el ruidoso reguetón de la pelea interna. Muy estridente, muy animado, que ha dejado un racimo de buenos titulares en forma de dardos envenenados entre los protagonistas, pero que hicieron torcer el gesto a Moreno hasta decir basta el sábado ya anocheciendo: “Dejémonos de líos estériles”.

Génova deja claro a Moreno que es "libre" y que nadie tiene que venir de fuera a decírselo Isabel Morillo. Granada

Al andaluz se le consumía el congreso y no conseguía imponerse. Ya tuvo bastante con los audios filtrados del vicepresidente andaluz, Juan Marín, de Cs, dejando ver que al Gobierno no le interesaba aprobar un presupuesto en año electoral y echando por tierra el discurso oficial de mano tendida al PSOE y negociación hasta la extenuación para salvar las cuentas. Una filtración que abrió un cisma con Génova, a quien Marín acusó de estar detrás para desestabilizar el Gobierno andaluz y adelantar las elecciones. El PP andaluz optó por cerrar filas con Cs hasta el punto de subir al líder naranja al escenario del congreso en su inauguración, dándole foco y protagonismo. Todo, explicaron, por cerrar la crisis y apuntalar el Gobierno.

La presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, olió la sangre y se metió de lleno en la pugna. Sin que nadie le pidiera la intervención fue a por todas, pensando más en su propia pugna que en la de Moreno, y se plantó el viernes con un mensaje al presidente de Andalucía: "Vuela libre". A partir de ahí, el presidente del PP andaluz, que había organizado el cónclave para hacer un proyecto más autónomo de la dirección nacional con rasgos propios, vio cómo todo giraba alrededor de si era libre o no para convocar elecciones. Nunca en la dirección del PP andaluz han dicho que se sintieran presionados o agobiados por Génova para un adelanto electoral. Moreno siempre ha confesado que sabía que al partido le puede interesar que haya ya elecciones para afianzar el camino de Casado a la Moncloa, pero igualmente ha trasladado en estos meses que el líder del partido le había dejado muy claro que la decisión era suya. Con todo, la libertad o no de Moreno frente a Madrid se comió día y medio de congreso.

Un partido con señas propias

Pese a esa realidad de que el presidente andaluz ha lidiado con un congreso muy animado, mucho más de lo que le hubiera gustado, el balance final creen que es positivo. La misión de Moreno era virar el barco del PP en Andalucía hacia un proyecto político de centro, moderado, andalucista, con señas de identidad propias más allá de Génova, cogiendo banderas que eran del PSOE en la comunidad andaluza. Un proyecto con vocación de mayoría para la sociedad andaluza que le permita ganar las próximas elecciones autonómicas, aún sin fecha en el calendario. De tanto cuestionar si Moreno era o no autónomo, ha quedado claro que tiene 'manos libres' para decidir en su proyecto, en la fecha electoral y en su modelo de partido.

Al líder andaluz, con un carácter que rehúye los conflictos personales y las guerras internas, los suyos le han traído ese regalo envenenado, que “vaya tela”, decían en su equipo, poniendo en el centro de su congreso la guerra que enfrenta a Pablo Casado y su número dos, Teodoro García Egea, con el PP de Madrid de Isabel Díaz Ayuso. Un enfrentamiento con el modelo más liberal del partido, con el PP de Esperanza Aguirre o Cayetana Álvarez de Toledo, a quienes Génova sitúa detrás de un boicot diseñado para desestabilizar a Casado.

El PP iniciará el expediente a Cayetana en el próximo consejo de dirección del grupo Pilar Gómez

El PP andaluz confiesa que ha hecho de la necesidad virtud. En mitad de la tormenta, ha aprovechado para marcar su rumbo, dejando claro que Andalucía estará por encima de los intereses del partido y que el discurso de centro moderado se impondrá a ese otro más liberal o más de derechas. Moreno nada tiene que ver con Díaz Ayuso. De hecho, durante la gestión de la pandemia en Andalucía las propuestas de la presidenta madrileña eran las que abanderaba Vox frente a la gestión del presidente andaluz. La base sociológica del electorado andaluz, avisan en el PP de Moreno, nada tiene que ver con Madrid. Creen que hay espacio para todos, pero el presidente de la Junta ha dejado claro que él piensa jugar en el centro político.

Sobre Vox, ni 'mú'

Esa parte del guion del congreso andaluz se ha cumplido conforme a los intereses del líder del partido. El respaldo obtenido por el líder del PP andaluz a su liderazgo y a su idea de partido ha sido de un abrumador 98%. Nadie ya discute en el seno del partido sus formas suaves o su discurso templado. Durante mucho tiempo, de Moreno los suyos decían que era “un blando”, que no servía, que Vox se lo iba a comer, que no era el discurso que el PP necesitaba. Tres años después de ocupar el Gobierno de Andalucía, de la mano de una coalición con Cs y con el apoyo de Vox desde el Parlamento, nadie discute ese viraje del PP hacia el centro político.

En el equipo de Moreno confiesan que están contentos. Nadie ha discutido el viraje hacia un partido en Andalucía que sea más moderno, que tenga discurso propio, de carácter netamente andaluz, que se aparte en algunos momentos del argumentario nacional. Sonó el himno de Andalucía en la clausura del congreso y en ningún momento los altavoces pincharon la melodía tradicional del PP. Mucho verde, mucho olivo en el escenario. Una iconografía con identidad propia. “Hemos hecho este congreso para todos los andaluces”, defendió Moreno en la clausura. Están convencidos de que ya “nadie en Andalucía se cree el cuento de que el PP es malo e insolidario”.

López Miras, Moreno Bonilla, Díaz Ayuso, Feijóo y Mañueco. (EFE/Molina)
López Miras, Moreno Bonilla, Díaz Ayuso, Feijóo y Mañueco. (EFE/Molina)

Moreno necesita ganar las próximas elecciones. En diciembre de 2018 su partido obtuvo un 20,75% de los votos, 26 de los 109 escaños, fue la segunda fuerza por detrás del PSOE y ese resultado era el peor de su historia. Había que remontarse a 1986 (22,17%) y 1990 (22,18%) para obtener ese porcentaje tan bajo para el PP. La abstención dejó al PSOE en una situación tan delicada que perdió el Gobierno. La fragmentación del voto, con Cs y Vox como nuevos actores del centro y la extrema derecha en Andalucía, permitió al PP conseguir lo que no había logrado en 37 años, alcanzar la Junta.

La espinita de Moreno ahora es ganar. No solo reeditar su Gobierno, sino ganar por una amplia mayoría en Andalucía para poder allanar el camino de Pablo Casado al Gobierno de España. Sería una victoria simbólica que consolidaría el mensaje de cambio de ciclo político en el país. El PP andaluz necesita más que duplicar sus últimos resultados. Necesita unos 50 escaños, los que calculan que permitirían a Moreno gobernar sin necesitar a Vox porque sumaría más que toda la izquierda junta.

Esa es la otra pesadilla del PP andaluz. La que han logrado tapar en el congreso. La que se encontrarán de cara el próximo miércoles en el Parlamento cuando vean tumbar su presupuesto a manos de la oposición. Será una bofetada de realidad. Si Moreno no convoca todavía en Andalucía es porque tiene la amenaza de necesitar a Vox para gobernar, de que Cs se hunda y la extrema derecha, que ya ha pedido que quiere entrar en el Gobierno de Andalucía, se haga fuerte y condicione una investidura y un Ejecutivo. Entonces el reguetón de las peleas intestinas del PP se iba a quedar en melodía de ascensor. El PP andaluz no quería que Isabel Díaz Ayuso y su pugna con Casado eclipsaran su congreso, pero lo que teme de verdad es que Macarena Olona, como candidata de Vox, le exija a Moreno ser la próxima vicepresidenta del Gobierno. Con Cs, se vive mucho mejor. Que suene la música porque ya mismo, “Un, dos, tres, avanza. Left, right, left, avanza.One, two, step, avanza”, posiblemente a final de la primavera, en Andalucía se abrirán las urnas. No serán en febrero, pero puede que sí antes del otoño.

Fuente: El Confidencial