El ciclo de cine que relaciona a Drácula con las drogas y la ansiedad pandémica

Dice David Remartínez que el vampiro es el icono pop más absoluto. “Ningún otro monstruo reúne tantos atractivos ni tantas incógnitas”, apunta el escritor en su imprescindible ‘Una historia pop de los vampiros’ (Arpa Editores). Desde una perspectiva abierta, elástica y muy contemporánea, el periodista zaragozano analiza diferentes figuras asociadas al rey de los monstruos, como le gusta calificarlo. Remartínez ha sido uno de los invitados al ciclo que acaba de inaugurarse en Cineteca, ‘Vampirismos’, donde se acercan al fenómeno más allá del bombeo sanguíneo, trayendo su filosofía y modo de vida al presente.

“Encarna ahora las mismas aspiraciones y contradicciones de esta sociedad virtual, entregada al disfrute inmediato y a la par insatisfecha, tan orgullosamente instantánea como desnortada”, continúa explicando Remartinez, al que se pudo escuchar esta semana en la Sala Borau, en un encuentro que bajo el título ‘Las vampiras que mataron a Drácula’ desarrolló su personal manera de aproximarse a lo vampírico, que ha sabido adaptarse a los tiempos y a las inquietudes contemporáneas: “Desde el desempleo hasta las drogas o las pandemias. Porque si antes simbolizaba la muerte, ahora encarna la vida con todas sus disputas”.

El ciclo, que se compone de una veintena de películas, es la carta de presentación de la nueva dirección de Cineteca, ahora comandada por Luis E. Parés. “Cada mes tendremos un tema sobre el que girará el grueso de la programación, invitando a cineastas, estudiosos o personas con algo relevante que contar”, destaca el director, adelantando que los próximos meses pretenden desarrollar temas como el sonido o las adaptaciones literarias.

El vampiro ha sido el personaje más representado en el cine junto a Sherlock Holmes

“En esta ocasión hemos querido empezar con un tema que nos resultaba muy actual. El vampiro es una figura simbólica que podemos asociar a este momento, donde el estrés o el coronavirus nos absorbe toda la energía”, destaca Parés de un personaje de ficción que, además, ha sido el más representado en el cine junto a Sherlock Holmes. Hasta el día 29 de enero pasarán por Cineteca obras como ‘Solo los amantes sobreviven’ (martes 18), de Jim Jarmusch, el ‘Nosferatu’ (miércoles 19) del director alemán Werner Herzog o el delicioso onirismo de Guy Maddin en ‘Dracula: Page’s from a Virgin’s Diary’ (jueves 20).

Apropiándose a Zulueta

Sin embargo, además de clásicos de la historia del cine, más o menos reciente, también habrá ocasión de abordar la obra de artistas nacionales, dentro de lo que es la programación museística más inquieta. “Desde Cineteca también queremos hacer partícipes a cineastas excéntricos. Es decir, fuera del centro. Son autores y autoras que se mueven dentro del circuito de festivales y museos”, sostiene Parés.

Entre los nombres más interesantes se encuentra David Domingo, un discípulo de Iván Zulueta, en palabras de Parés. La obra de Domingo se mueve cómoda entre la fantasía, lo irreal y el puro divertimento. Sin dejar de lado, claro, el robo y la apropiación de películas precedentes. “Para mi todo es saqueo”, comenta el director valenciano, también conocido como Stanley Sunday y Davidson. Entre su ingente filmografía se proyectarán (sábado 22) algunas de sus películas realizadas en Super8 y 16mm, donde se encuentran ‘Cruising Park’ y ‘Sant Miquel' y los tres mosqueteros’.

“El cine en los últimos años ha transitado por la vampirización de obras ajenas", dice la Cineteca

“Las dos son adaptaciones. Una de ‘Parque Jurásico’ y la otra de ‘Los tres mosqueteros’”, asegura Domingo, que con 22 años rodó un remake a medio camino entre ‘Risky Business’ y el ‘Hotel eléctrico’ de Segundo de Chomón, pionero e ilusionista cinematográfico a caballo entre el siglo XIX y el XX. El cortometraje lleva por nombre ‘La mansión acelerada’ y fue realizado durante un fin de semana de 1996, cuando los padres del director se habían marchado.

Mentalismo y un anuncio de IU

“El cine en los últimos años ha transitado por la vampirización de obras ajenas, ya sea desde la recopilación de archivo, desde el remake, o desde el remontaje”, añaden fuentes de Cineteca. “El cine español no ha sido ajeno a ello, y de hecho, algunas de las propuestas más radicales (y también de las más divertidas) de los últimos años van en esa senda”.

"'Hola señor Dios' era un tostón infumable", explica Sabadú

Dentro del ciclo, acompañando la presentación de ‘Hola señor Dios’ (sábado 15), estará la escritora Jimina Sabadú, que ha explorado el cine a modo de campo de pruebas remontando y transformando este film de los años sesenta, firmado por el director de ‘El ETE y el OTO’, Manuel Esteba. “La película en principio era un tostón infumable. Una película infantil hecha por un director que no formaba parte del género. Además, las secuencias no tenían ningún corte. Parecía que estaba rodada para llenar un determinado tiempo y recibir la correspondiente ayuda”, comenta Sabadú, que tras verla decidió editarla y transformarla en un largo de terror, añadiendo metraje y audios de lo más disparatados.

“Hay voces del mendigo caníbal, que extraí del programa Cuerda de presos. También incluí metraje de un antiguo anuncio de Izquierda Unida, donde Paco Rabal dobla a un pez, o villancicos de un colegio del Opus”. La intervención se redondea con la voz en off de un mentalista que intentará hipnotizar a los asistentes para que entren en trance y no salgan de la película. “La he mejorado”, dice orgullosa Sabadú.

Sobreexposición con Tom Hanks

Otra de las genialidades que forman parte del programa es ‘Big Big Big’ (sábado 29), presentada hace dos años en el Festival de Cine de Sevilla. El argumento, tan sencillo como sugerente, plantea el visionado de una misma película hasta la extenuación. La elegida es ‘Big’, éxito comercial del año 1988, protagonizada por Tom Hanks. “La idea nos vino por el libro ‘Los fantasmas de mi vida’, de Mark Fisher. Ahí se cuenta como Howard Hughes, en sus últimos años recluido en una habitación de hotel, se pasó viendo una y otra vez una película de John Sturges que le encantaba”, indica Carmen Haro, directora de la cinta, junto a Miguel Rodríguez. Durante más de una veintena de veces, acompañados por amigos y gente cercana, la pareja vuelve a ver el largometraje de Penny Marshall.

El resultado es un documental que muestra los efectos de la “sobreexposición a un mismo producto cultural”. Haro destaca el deterioro que sufrió durante el continuo visionado de la película. “Hay partes en las que se me ve muy arriba y otras reconociendo que no soy capaz de volver a verla. Quizás lo más interesante es ver a la gente que invitamos como muestra su propia personalidad. Los retratos son fieles”, subraya de un rodaje que llego a juntar 60 horas de grabación. “Fue agotador”, añade.

La muestra cinematográfica es un buen resumen de todo aquello que Remartínez analiza en su ensayo y que nos habla de la reconfiguración simbólica del vampiro: “Ha sobrevivido a la desaparición de los antiguos monstruos al demostrarse lo suficientemente versátil como para absorber cualquier angustia que la sociedad iba pariendo”.

Fuente: El Confidencial