Del insaciable Roglic al culebrón de Miguel Ángel López: 10 nombres para una Vuelta

Se nos acabó la Vuelta, amigos. Que empezó a ratos bien, luego tuvo tramos aburridos, después se hincharon a ganar etapas los mismos mozucos cada dos días y, al fin, explosionó brutalmente (sin erótico resultado) por Galicia, incluido un culebrón entre Movistar y Miguel Ángel López que ríete tú de esos turcos en Antena Tres.

Roglič no deja ni las migas, Cort Nielsen no se mancha el bigote: la Vuelta acaba en Santiago Marcos Pereda

Y eso, que a modo de resumen aquí tienen ustedes los diez nombres más representativos de estos veintiún días. Hay de todo… desde saltadores de esquí reconvertidos a estrellas hasta tipos con pinta de actor zumbón, jovencillos de mofletes sonrosados y peña que, a estas horas, sus equipos aun no saben ni dónde están. Vamos, lo de (casi) siempre.

Primož Roglič

Roglic volvió a imponer su ley. (Efe)
Roglic volvió a imponer su ley. (Efe)

Indiscutible. Ganador sin mácula, a estas alturas quizá el mejor corredor en toda la historia de la Vuelta, y no es poco. Dominante contrarreloj, implacable cuando ve la meta en esas rampas imposibles que tan bien domina, más tranquilo que otras veces, quizá. Y, sobre todo, añadiendo elementos nuevos a sus capacidades. Ataque de lejos el día que se llegaba a Rincón de la Victoria. Allí no salió bien. Caída bajando. Excesivos riesgos, dijeron algunos. Primož, afortunadamente, no escuchó a los agoreros. El día de Lagos de Covadonga protagonizó, junto a Egan, una de las etapas más espectaculares de siempre por estos lares. Tenía todo controlado, en realidad, pero Roglič ha comprendido que nunca se tiene todo controlado, que siempre puede haber una Planche des Belles Filles a la vuelta de la esquina. Así que se lanzó a por la locura, limando en bajada, tirando sin esconderse en llano. Desde el comienzo de la Huesera hasta arriba fue solo. Espectacular. No es que honre la carrera, es que la llevó hasta una nueva dimensión cuando parecía dormitar…

Enric Mas

Enric Mas, segundo de la clasificación final. (Efe)
Enric Mas, segundo de la clasificación final. (Efe)

Pareció que sí, pero luego no. Más de lo mismo, solo que mejor. Pódium, segundo por detrás de alguien que es inabordable, resultado, desde un punto de vista objetivo, óptimo. Pero queda lo otro. La sensación de que durante muchos días tenía piernas para bastante más de lo que hizo. No es la primera vez, y no arroja imágenes demasiado satisfactorias. Tampoco ayuda que las declaraciones en meta de Enric sean… bueno, muy suyas. Pesimista a ratos, amarrategui otros, echando la culpa al empedrado los de más allá. Que si hay un compañero por delante, que si las carreteras no son buenas, que si no vi bien el video del final. En fin. Lo bueno es que parece romper esa espiral negativa en la que estaba instalado desde aquella otra Vuelta en la que también fue segundo (con López tercero). Pero con esa mentalidad y su actitud conservadora pinta que, por desgracia, el techo es ese…

Egan Bernal

Egan Bernal, tras optar a la victoria, no estuvo en el podio final de La Vuelta. (Efe)
Egan Bernal, tras optar a la victoria, no estuvo en el podio final de La Vuelta. (Efe)

Es curioso lo de Egan Bernal. Tiene en su currículum un Tour de Francia y un Giro de Italia. Cuenta con solo 24 años. Lidera el equipo más fuerte del mundo (o uno de los que compite por ese trono). Y, sin embargo, todo son dudas a su alrededor. Que si frágil de moral, que si ya no ataca como antes, que si la espalda, que si se pone asterisco a sus grandes éxitos. En esta Vuelta Egan ha demostrado que, al menos en ambición, está a la altura de los más grandes. No me sirve de nada ser quinto, dijo, así que atacaré. Camino de los Lagos, uno de los movimientos más audaces que se recuerdan. Poderoso para arriba, valiente cuesta abajo. Luego se hundió, vale, y todo acabó en empate con el resto (salvo Primož, que jugaba a otro deporte), pero ahí queda la intención. La cabeza cuenta, aquí, tanto como las piernas, y Egan Bernal ha demostrado que su mentalidad es de auténtico campeón. No le quiten el ojo de encima, porque nos quedan muchos años par disfrutar al colombiano.

Fabio Jakobsen

Fabio Jakobsen celebra una victoria de etapa. (Efe)
Fabio Jakobsen celebra una victoria de etapa. (Efe)

Año uno después de Polonia. Con Jakobsen había dudas, porque la de esprínter es profesión de riesgo, y cerrar los ojos ante el peligro resulta necesario demasiadas veces. Vamos, que muchos pensaban en estrés postraumático, rollo Seymour Skynner, para entendernos. Pero nada… cuchicheos. En esta Vuelta Jakobsen fue el velocista dominador que apuntaba hasta antes del accidente. Con toques, incluso, de primma donna, que es algo muy de estos tíos. Feo detalle cuando abroncó, delante de las cámaras, a su compañero Sénéchal. Pero en fin, que la velocidad es un hábitat diferente, y a veces se deben asumir ciertos comportamientos no aceptables en el resto del ciclismo. Al margen de eso… impecable. Rápido, rematador, solvencia. Sabiendo sufrir, además, cuando hizo falta, como en Bezana, que se tiró un ratuco largo apretando nalgas después de San Cipriano. Contacto y premio. Parece que ha vuelto para quedarse.

Magnus Cort Nielsen

Magnus Cort Nielsen, otro de los nombres destacados de la carrera. (Efe)
Magnus Cort Nielsen, otro de los nombres destacados de la carrera. (Efe)

Pinta general de haber llegado directamente desde Suecia, año 1973. Cantante para Eurovisión, hippy venido a menos, actor de segunda. Pero vaya patas, amigos, vaya patas. Cort llevaba unos años que sí, pero no. Ciclista fuerte, potente, rápido cuando se trata de embalar, con cierto aire para subir puertos no demasiado largos. Condiciones perfectas, sí, para Clásicas y cosas gordas. Solo que… eso, nunca pareció dar el gran salto. Ojo, es el típico que siempre gana carreras, y acaba cada año con un palmarés que te firma el noventa por ciento del pelotón. Un palmarés que adora España, encima, con sus dos etapas en la Vuelta de 2016 siendo apenas chavalín, su repetición el año pasado, su triplete de 2021. Pudo haber sido más, incluso, pero le pillaron a doscientos metros en mitad del rampón de Valdepeñas. Impecable. Subiendo, bajando, disputando sprints. Protagonista.

Romain Bardet

Romain Bardet, en una imagen reciente. (Reuters)
Romain Bardet, en una imagen reciente. (Reuters)

Hubo un tiempo en que a Bardet lo vendieron como sucesor de Bernard Hinault. Es el problema de buscar sucesores hasta debajo de las piedras, por otra parte. Pero el chico tenía cierta credencial, no vayan a pensarse. Segundo y tercero en un Tour, aire atacador, grimpeur fino, bajador excepcional. Tampoco es que se volviese loco con las ofensivas, pero, en fin, para lo que estamos acostumbrados… Sucede que de eso ya son varios años, y la carrera de Bardet ha ido reconstruyéndose. No mirar a generales, buscar éxitos concretos, logros menores. No es paso atrás, sino una readaptación. En la Vuelta tuvo desempeño fantástico. Etapa en el Pico Villuercas, uno de esos días en los que pastorea a los escapados como quieren. Lucha por el maillot de la montaña con su compañero Storer, un clásico para los galos en esta carrera. Moncoutié, Edet, Bouchard, Martin. También cerca Pinot. Tipos que tienen sus cosas en común con Bardet, algunos más que otros. En cualquier caso gran carrera para él y su equipo.

Miguel Ángel López

'Superman' López protagonizó la polémica de La Vuelta. (Efe)
'Superman' López protagonizó la polémica de La Vuelta. (Efe)

Miguel Ángel, tú antes molabas. Igual no hacías pódium, pero molabas. Atacabas de lejos, hacías cosas rarísimas, te quedabas cortado en llano, recuperabas minutos a manos llenas el primer día de picos para después mostrarte más irregular que un adolescente el mes de agosto. Ahora el de Boyacá parecía más maduro, sí, pero también parece domesticado, como si le hubiesen arrebatado la chispa. Eso, lo de arrebatar la chispa, da buenos resultados si logras un multiganador del Tour durante el proceso, pero resulta algo ilógico si te cepillas las virtudes del ciclista sin acabar puliéndole todos sus defectos. Vamos, que no, Miguel Ángel, no. Menos mal que por Galicia te volviste loco, y se te cruzaron los cables, y te levantaste con el pie izquierdo, y no hiciste suficiente yoga aquella mañana. Una de las retiradas más polémicas de siempre en este bendito deporte, una decisión que traerá cola, por mucho que todos (ciclista, compañeros, equipo) hayan querido echar tierra sobre el asunto cuanto antes. Al menos estrenó el Gamoniteiru, que no es poco, pero comparado con lo de después… Esta siempre será la Vuelta en la que López dijo que mira, para estar aquí sin hacer nada mejor me voy para mi casuca…

Jack Haig

Jack Haig celebra su tercer puesto en la clasificación general en Santiago de Compostela. (Efe)
Jack Haig celebra su tercer puesto en la clasificación general en Santiago de Compostela. (Efe)

La gran amenaza durante muchos días. Novedad, nunca había estado en una así, el hecho de que su equipo parecía máquina de picar carne (aunque luego no fuese para tanto). Los hubo que, oye, pensaron en Haig como un nuevo Giovannetti. A ver si al final este va y… Solo que no, porque se fue diluyendo y allá por Asturias ya iba pidiendo la hora, árbitro, la hora. Después tiró de estrategia, de escuadra, de errores ajenos y aciertos propios para trincarse un pódium que ni en sus mejores sueños había contemplado. Pese a todo, no es baladí señalarlo: tiene calidad, claro, pero también una enorme falta de punch, y así es muy difícil ganar carreras. Al menos de las grandes. Falta ver si se lo ha creído después de su buena Vuelta, y a partir de ahora vemos a otro Haig. Si añade cierto aire ofensivo pues oigan… no seré yo quien se lo reproche.

Michael Storer

Michael Storer dejó su firma en la montaña. (Efe)
Michael Storer dejó su firma en la montaña. (Efe)

Cara de paliducho guiri, mofletillos de esos que todas las abuelas del mundo quieren pellizcar, aspecto de quien no sale de este barrio sin que le atraquen tres o cuatro veces. Pero patas de hierro, eso sí. Storer es un australiano jovenzuco que encontró la forma de su vida (hasta hoy) en la Vuelta. Sendas victorias (Balcón de Alicante, Rincón de la Victoria) resolviendo fugas amplias, difíciles. No importa, si levantó los brazos no fue tanto por elementos estratégicos como por fuerza. Para arriba es un martillo pilón, sin descomponerse nunca, y ha mostrado el suficiente fondo como para poder resolver este tipo de asuntos. Maillot al mejor escalador, además. Nombre apuntadito para el futuro, oigan.

Mikel Landa

Mikel Landa, durante el recorrido de La Vuelta. (Efe)
Mikel Landa, durante el recorrido de La Vuelta. (Efe)

Ponemos aquí al vasco, pero pueden ustedes añadir a Hught Carthy, por ejemplo. O Richard Carapaz (aunque este tiene la excusa de un añito cargado). También Tom Pidcock, que algún inocente dijo que iba a hacer cositas por acá. Vamos, la gente que no. Algunos cortados hasta en el llano, otros sufriendo por los repechos de media España, Mikel penando a partir de Levante, atacando (agarrado abajo, ojo), en Asturias, luego retirada antes de subir los Lagos, homenaje implícito a Indurain. En su caso puede que sea punto de inflexión para el futuro, porque vaya añito, colega, vaya añito. La caída del Giro ha sido más dura de lo que pensamos. Carthy… pues eso, uno de los habituales tipos que andan como un tiro en cierta Vuelta y jamás vuelven a demostrar piernas. O sí, vaya, pero hasta el día de hoy. Veremos…

Fuente: El Confidencial